A pesar de su amor por la pastelería, Luisa decidió estudiar Biología en la universidad para comprender mejor el mundo que habitaba. Sin embargo, la ciencia la llevó de vuelta a la cocina cuando descubrió que la pastelería era pura química.
Al graduarse, enfrentó una crisis de ansiedad sobre su futuro, pero encontró consuelo al confiar en Dios y dejar que guiara su camino. Con valentía, comenzó a expandir su negocio, enfrentando desafíos como la pandemia con creatividad y determinación.
La pandemia resultó ser una bendición disfrazada, ya que permitió a Luisa conectar con su comunidad a través de las redes sociales y llevar felicidad a través de sus postres. Así, su pasión se convirtió en un propósito más grande: llevar alegría a la vida de las personas. Esta misma comunidad fue la que le sugirió crear helados con torta, productos que hoy está a nivel nacional (el helado de Torta de Zanahoria en Farmatodo y en Rappi Turbo).
La apertura de su primera tienda en medio de la pandemia marcó un hito en su viaje emprendedor, y ahora invita a todos a visitarla en la Calle 81 #8-35 y disfrutar de su mágico mundo.
Además, la historia de Ana, quien pasó de ser su nana a la líder de producción de Luisa Postres, refleja el deseo de Luisa de crear un ecosistema de crecimiento y superación constante.